(...) -Qué habrá después de la muerte, m´hijo?- me preguntó.
-Nada, papi- le contesté-. Uno no es más que unos recuerdos que se comen los gusanos. Cuando vos te murás seguirás viviendo en mí que te quiero, en mi recuerdo doloroso, y después cuando yo a mi vez me muera, desaparecerás para siempre..
-¿Y Dios?
-No existe. y si no, mira en torno, por todas partes el dolor, el horror, el hambre y los animales matándose unos a otros. ¡Qué va a existir ese asqueroso!
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