La realidad demuestra que la demagogia, la hipocresía y la ignorancia no son patrimonio de ningún grupo concreto.

lunes, 14 de mayo de 2012

Transformar la soledad


Un pequeño bar, sábado por la noche, no habían mesas libres. Escribía un poema en una servilleta cuando advirtió frente a él ese gesto con la barbilla. Se giró y lo vio: gordo, pelo grasiento y cara pálida amarillenta, que también estaba escribiendo algo en un papel plegado mientras degustaba una copa de ginebra, manteniendo a la vez una conversación con alguien. No había nadie, pero sus profundos ojos negros miraban firmes al frente.
La música estaba alta y no le permitió escuchar lo que estaba diciendo; no sabía si estaba hablando en voz alta o simplemente movía los labios, aunque pudo intuir por la expresividad de su boca, que se trataba de una discusión.
Quizás no tenga amistades ni familia y a consecuencia de algún acontecimiento traumático, ha debido transformar su realidad, creando así una especie de amigo invisible. Es la fiel imagen que refleja la soledad.
Entonces, permaneció observándolo durante unos segundos para finalmente, recobrar su posición inicial. Luego miró las sillas vacías que tenía delante y dio un profundo sorbo a su botella de cerveza, continuando así con lo que estaba haciendo.

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