La realidad demuestra que la demagogia, la hipocresía y la ignorancia no son patrimonio de ningún grupo concreto.

lunes, 21 de mayo de 2012

Cuaderno afortunado


 (...) ¿El trabajo dignifica al hombre? Y una mierda, pensé entonces. Aquella frase era un lago seco en información, ¿qué era eso del trabajo? Actividad regular remunerada, eso ponía el diccionario. Pero claro, ¿remunerada cómo?, ¿sólo valía con dinero? Era evidente que existían actividades regulares importantísimas que no se remuneraban con dinero. Y también actividades regulares que no estaban bien vistas, en definitiva, nadie las consideraba un trabajo.Papá quiero ser médico, Muy bien mi niño. Papá, quiero ser taxista, Muy bien mi niño. Papá, quiero ser poeta, Muy bien mi niño, ¿y de qué vas a trabajar? Dignificante era la acción, no los resultados. Dignificante era hacer arte, no ser artista. Quizá el fallo estaba en eso. (...)

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