(...) Camino e intento no pensar más, estoy pensando demasiado, lo sé, y no me viene bien para la convivencia, para mi vida social. Si pienso mucho se despierta el monstruo. Levanto la voz, me pongo violento y eso no está bien, no debo gritar ni pegar si no hay dinero por medio. Si solo hay amistad no está bien. Si solo hay deseo no está bien, el maltrato debe estar justificado, sellado por un banquero. Así que mejor controlarse y no pensar, pararse a pensar es malo, una mierda. Quedarse solo y mirar al techo para reflexionar no ayuda. Quitar en lugar de poner no está de moda. Hay que cuidar las formas y pasar del fondo. Importa que digas hijo de puta, pero no que lo seas.
Pagar la cuota del seguro de los muertos. Pagar la cuota del seguro del coche. Pagar para que cuando muera envenenado, enajenado, me puedan enterrar sin dar el coñazo a nadie. Que lloren por el gran hombre que fui, no por lo que costó meterme bajo tierra.(...)
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