(...) Miraba a aquellas exquisitas mujeres y pensaba en los casos de asesinatos que se habían producido últimamente en la ciudad. El artista hizo lo mismo con todas las que retrató. Me lo esperaba así pero no salía de mi asombro. Sin embargo, la mayor de las sorpresas la tuve cuando llegué al cuadro número trece, que estaba escondido en uno de los rincones de la sala y en el que curiosamente no se apelotonaba tanto público. Sentí una corriente eléctrica que me recorría el cuerpo, ante mi vista el cuadro número trece era el de María, mi mujer. No sé qué pasó, mi vida volvió a cambiar, una enorme grúa me trasladó de sitio. Mudó mi existencia de lugar, le di a María lo que pude darle y aunque no la ayudé mucho, yo no la maté. (...)
(...) Hay ahora cierta alegría en mi trabajo, en mis días y noches. Deseo cada mujer que veo y me siento dispuesto a llegar hasta el final. Extrañas circunstancias me han llevado de nuevo a practicar mi juego favorito que no es otro que follar.
Nunca hablé con nadie sobre los asesinatos. No le comenté nada al inspector Chinea, el policia que está a cargo del caso. No sé si algún día denunciaré a Pinto Castel pero de momento me siento en deuda con él. Sé que por extrañas circunstancias le debo algo. (...)
(...) Hay ahora cierta alegría en mi trabajo, en mis días y noches. Deseo cada mujer que veo y me siento dispuesto a llegar hasta el final. Extrañas circunstancias me han llevado de nuevo a practicar mi juego favorito que no es otro que follar.
Nunca hablé con nadie sobre los asesinatos. No le comenté nada al inspector Chinea, el policia que está a cargo del caso. No sé si algún día denunciaré a Pinto Castel pero de momento me siento en deuda con él. Sé que por extrañas circunstancias le debo algo. (...)
Pinto Castel
Y fumar puede matar (Eds Idea Aguere, 2010)
Marcelino Marichal (Capitán M)
Y fumar puede matar (Eds Idea Aguere, 2010)
Marcelino Marichal (Capitán M)
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