La realidad demuestra que la demagogia, la hipocresía y la ignorancia no son patrimonio de ningún grupo concreto.

lunes, 30 de enero de 2012

La descarga de Austin


(...) El profesor Austin seguía a esa mano febril que se aferraba dolorosamente a su virilidad a través de cuartos olorosos a trementina y limones que aguardaban con resignación la última pincelada para pudrirse. Ojalá no se le ocurra soltarme. Improvisaron unas cuantas caricias en una especie de trastero, junto a un abeto seco de pasadas navidades (había una bola intacta, un Papá Noel saludando en su trineo) y comenzaron a restregarse y lamerse con torpeza y desesperación, pero no resultó. Los dos se quedaron mirando la erección de Austin objetivamente, como si perteneciese a una tercera persona. El aspirante a tutor sintió la peligrosa proximidad de la descarga, del breve borborigmo que le traería la paz y la desmemoria y en seguida la languidez y el adormecimiento. (...)

Austin - Velocidad de los jardines (Anagrama 1992)

Eloy Tizón

miércoles, 18 de enero de 2012

No olvidar (Céline I)


(...) La gran derrota, en todo, es olvidar, y sobre todo lo que te ha matado, y diñarla sin comprender nunca hasta qué punto son hijoputas los hombres. Cuando estemos al borde del hoyo, no habrá que hacerse el listo, pero tampoco olvidar, habrá que contar todo sin cambiar una palabra, todas las cabronadas más increíbles que hayamos visto en los hombres y después hincar el pico y bajar. Es trabajo de sobra para toda una vida. (...)

Viaje al fin de la noche
Louis-Ferdinand Céline

miércoles, 11 de enero de 2012

Una oportunidad, mil fracasos


Todo tiene una temporalidad, un límite, pero sigo escuchando los mismos discursos que no puedo tomar en serio cuando están adulterados con alcohol.

Los ladrones de palabras tienen la insana costumbre de vivir de los recuerdos, contaminando los oídos con sus diálogos insulsos. Discursos agotados y mi simpatía enmascarada de la que me cuesta desprenderme; escucho pero no oigo.

Todo lo que me rodea es un motivo más para alejarme y abrazar la soledad, para despreciar al conocido y dejarme seducir por la novedad, aún sin esperanza. Recogo el hastío y mis pedazos desprendidos para deslizarme sobre el escote sugerente de la noche, de cualquier noche, con las seductoras luces oscuras de los bares. Quedo atrapado por los pensamientos insanos al descubrir la mujer de mis deseos en brazos de otro hombre. La eterna lucha por la torturadora búsqueda de ese loco placer efímero, escondido entre lo más profundo de las piernas.

Quedo atrapado. Me rindo a la hipnosis de unos labios gruesos que muerden salvajes el borde de una copa.

Otro embrujo y siempre una nueva oportunidad de condenar al fracaso a toda la raza humana.

domingo, 8 de enero de 2012

Cuadro número 13


(...) Miraba a aquellas exquisitas mujeres y pensaba en los casos de asesinatos que se habían producido últimamente en la ciudad. El artista hizo lo mismo con todas las que retrató. Me lo esperaba así pero no salía de mi asombro. Sin embargo, la mayor de las sorpresas la tuve cuando llegué al cuadro número trece, que estaba escondido en uno de los rincones de la sala y en el que curiosamente no se apelotonaba tanto público. Sentí una corriente eléctrica que me recorría el cuerpo, ante mi vista el cuadro número trece era el de María, mi mujer. No sé qué pasó, mi vida volvió a cambiar, una enorme grúa me trasladó de sitio. Mudó mi existencia de lugar, le di a María lo que pude darle y aunque no la ayudé mucho, yo no la maté. (...)

(...) Hay ahora cierta alegría en mi trabajo, en mis días y noches. Deseo cada mujer que veo y me siento dispuesto a llegar hasta el final. Extrañas circunstancias me han llevado de nuevo a practicar mi juego favorito que no es otro que follar.
Nunca hablé con nadie sobre los asesinatos. No le comenté nada al inspector Chinea, el policia que está a cargo del caso. No sé si algún día denunciaré a Pinto Castel pero de momento me siento en deuda con él. Sé que por extrañas circunstancias le debo algo. (...)

Pinto Castel
Y fumar puede matar (Eds Idea Aguere, 2010)
Marcelino Marichal (Capitán M)

lunes, 2 de enero de 2012

Instituto Tavistock

Después de vender 3,5 millones de copias de 'El Club Bilderberg', el escritor Daniel Estulin (Lituania, 1966) se adentra en los pasillos de 'El Instituto Tavistock' (Ediciones B), donde, dice, "fabrican" técnicas de lavado de cerebro en masa. Estulin, que fue agente de contrainteligencia en la KGB, sostiene una tesis sorprendente: que los poderosos controlan la humanidad a través de la música y las películas de Hollywood. "Por todas partes hay símbolos".

-Usted dice que nos manipulan en masa.

-Si tú eres la elite y quieres controlar el mundo, la peor forma es la fuerza bruta. Intentar arrancar el alma por la fuerza es costoso; es muchísimo mejor hacerlo como lo están haciendo. Si quieres controlar el ser humano, tienes que controlar su cerebro. Ahí entra Tavistock. Para hacer una guerra, antes se crea el enemigo. En la del Golfo el 87 % de los americanos quería matar a Sadam y no sabían ni dónde estaba Irak.

-¿En manos de quién estamos?

-Un grupo de gente que es la antigua nobleza negra veneciana. Esa es la gente importante.

-¿Y se mueven por dinero?

-No, no, qué va. Dinero ya tienen. Para que ellos vivan y no se agoten los recursos, usted y yo tenemos que morir.