La realidad demuestra que la demagogia, la hipocresía y la ignorancia no son patrimonio de ningún grupo concreto.

viernes, 18 de marzo de 2011

Por qué no soy cristiano



(...) la virtud y el vicio tienen que ser tomados juntos en consideración; es imposible destacar la una sin destacar el otro. Ahora, ¿qué es el "vicio" en la práctica? En la práctica es una clase de conducta que disgusta al rebaño. Llamándola "vicio" y elaborando un complicado sistema ético en torno a este concepto, el rebaño se justifica al castigar a los objetos de su disgusto, mientras que, ya que el propio rebaño es vistuoso por definición, pone de relieve su propia estimación en el preciso momento en que libera su crueldad. Ésta es la psicología del linchamiento, y de los demás modos en que se castiga a los criminales. La esencia del concepto de virtud reside, por lo tanto, en proporcionar una salida al sadismo, disfrazando de justicia la cruelda.

(...) La virtud es lo que la iglesia aprueba y el vicio, lo que reprueba. Así, la parte eficaz del concepto de virtud es una justificación de la antipatía del rebaño.

Parecería, por lo tanto, que los tres impulsos humanos que representa la religión son el miedo, la vanidad y el odio. El propósito de la religión, podría decirse, es dar una cierta respetabilidad a estas pasiones, con tal que vayan por ciertos canales. Como estas tres pasiones constituyen en general la miseria humana, la religión es una fuerza del mal, ya que permite a los hombres entregarse a estas pasiones sin restricciones, mientras que, de no ser por la sanción de la iglesia, podría tratar de dominarlas en cierto grado.

Por qué no soy cristiano (1927)
Bertrand Russell

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