Secuestrado, amenazado, atado a una cama, torturado y degollado. Ese fue el calvario que padeció durante los últimos días de su vida la persona cuyo esqueleto fue encontrado a finales del mes de agosto en una de las habitaciones de la tercera planta de la céntrica pensión Padrón de Santa Cruz de Tenerife. (...)
La realidad demuestra que la demagogia, la hipocresía y la ignorancia no son patrimonio de ningún grupo concreto.
martes, 26 de octubre de 2010
jueves, 21 de octubre de 2010
Identidad ficticia
En la opacidad de la habitación y con la luz tenue de la mañana, Andrés enciende su ordenador. Entra en la lista de contactos de su red social. La mayoría de ellos son jovencitos de quince o dieciséis años, no como él que acaba de cumplir los cincuenta y seis. Por supuesto, su identidad es ficticia: en la red tiene quince años. Va en busca de su amigo favorito, Juan Pedro, de quince años, deportista. Accede al álbum de fotos, pinchando una en la que aparece Juan Pedro en la playa, con el torso inberve desnudo y boca arriba tumbado sobre la arena. La mirada lasciva de Andrés escruta hasta la locura cada detalle de la foto, en un irrefrenable impulso enfermizo. Entonces aparta hacia un lado las braguitas que lleva puestas, saca su polla de ellas y comienza a darle al asunto. Arriba y abajo, arriba y abajo. Más y más rápido, asomando levemente un baba espumosa por la comisura de sus labios. Arriba y abajo, arriba y... Aaahhh. Termina, depositándolo todo irregularmente en el suelo, dejando caer pesadamente su cuerpo contra el respaldo de la silla. Andrés cierra fuerte sus ojos, intentando dejar su mente en blanco. Pero mientras lo hace, resbalan lentamente dos lágrimas por sus afiladas y temblorosas mejillas. Permanece así unos minutos hasta que, incorporándose bruscamente observa su reloj: ya es la hora de marcarse. Con prontitud, limpia minuciosamente el semen del piso y abre el armario de la habituación. Saca la sotana de los domingos y se viste. Recoge lo necesario y sale de casa. Diríase que no quiere llegar tarde a dar la misa del día.
domingo, 17 de octubre de 2010
¿Benditos o malditos?
Benditas sean las bajas pasiones
que no se rajan cuando pintan sables,
los labios que aprovechan los rincones
más olvidados, más inolvidables.
Bendito sea el libro de la calle,
los viejecitos verdes con petaca,
las medias con costura, qué detalle,
los quitapenas que dejan resaca,
las marujitas que pierden al bingo,
los descendientes de los animales,
los miércoles con ropa de domingo,
los adustos, los dandys insolventes,
los justos que parecen subnormales,
los iguales a mí, los diferentes.
que no se rajan cuando pintan sables,
los labios que aprovechan los rincones
más olvidados, más inolvidables.
Bendito sea el libro de la calle,
los viejecitos verdes con petaca,
las medias con costura, qué detalle,
los quitapenas que dejan resaca,
las marujitas que pierden al bingo,
los descendientes de los animales,
los miércoles con ropa de domingo,
los adustos, los dandys insolventes,
los justos que parecen subnormales,
los iguales a mí, los diferentes.
miércoles, 6 de octubre de 2010
Para escribir... según J. Fante
(...) No me extrañaba que entendiera a mis perros y no a mis hijos. No me extrañaba que ya no fuera capaz de terminar una novela. Para escribir se ha de amar y para amar se ha de comprender. No volvería a escribir hasta que entendiera a Jamie, a Dominic, a Denny y a Tina, y cuando los comprendiera y los quisiera, amaría a toda la humanidad y mi implacable concepción del mundo se dulcificaría ante la belleza que me rodeaba, y fluiría tan suave como la electricidad por mis dedos y en el papel. (...)
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