Prendas de lujo visten cuerpos miserables. Personajes de la clase política canaria, se visten en actos oficiales con vestuario y complementos pagados a precio de oro, con dinero público, nuestro, de todos. Despilfarro: no existe otro adjetivo. Es un suma y sigue constante. Ineptitud e hipocresía es su tarjeta de visita. Su falta de ética, moralidad y vergüenza superan todos los límites racionales. Reclaman y propugnan ejemplo de austeridad y contención del gasto en cargos dispuestos para ello, pero la realidad siempre los deja en evidencia. Mienten, encubren, maquillan y se justifican: gastos que se engloban en el capítulo de atenciones protocolarias y representaciones. Un todo incluido que se extrae de los Presupuestos de la Comunidad Autónoma. Se fiscalizan, son legales... pura falsedad. Corrupción moderna, de guante blanco.
Pueblo necio que pague su precio. Cambio, esta tierra grita cambio. Urge, es necesario, vital. Ya es indispensable. Pero sin memoria ni voluntad ningún pueblo avanza. No hay nada más que temer que al miedo mismo. Miedo al cambio.
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