(...) De nueve a cinco de la mañana me siento al volante de mi Datsum Bluebird llevando a la gente de un lado a otro. Pero si sólo se tratara de eso, de llevar sólo sus cuerpos. También acarreo con sus lamentaciones, con sus conflictos, con el hastío que nubla sus vidas, sus pequeños mundos. Tienen la costumbre de contarlo todo dentro del coche. De impregnar, con ese inconfundible olor que tiene la fatalidad, hasta el tapizado del coche. La gente se baja dejando parte de ese doloroso material. (...)
(...) Clientes, sí, clientes. Toda esa gente lo son, pero primero, al igual que yo, somos clientes de la noche y después clientes unos de otros. Eslabones, eslabones oscuros de una cadena trenzada con las misteriosas horas de la noche, una red de servicios o favores nos une clandestinamente; deseos inconfesables que necesitan cómplices para ser realizados. Yo los llevo de una lado a otro, los cambio de lugar y, a veces, de destino. Existe complicidad y alevosía, y hasta cierta camaradería. Ellos me dan fragmentos, pedazos de sus vidas quedan en el asiento de atrás, a veces perfumado y a veces maloliente. Y por supuesto que saco unas miles para los vicios. Simbiosis nocturna. (...)
Retrato de Marlou Diesel
Marcelino R..Marichal
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