Discurso pronunciado por Aarón Afonso González en la presentación de Paréntesis
Están ustedes, por tanto, ante primerizos, vocablo que engloba todo lo que pueden deducir sin necesidad de pormenorizar.
Después de más de una década donde hemos ido forjando una amistad sólida, sin fisuras, he tenido la grata sorpresa y el placer de seguir de cerca los primeros pasos de Hosmán en el arte de la escritura.
Su pasión por la lectura han terminado por despertar la necesidad de desahogo que supone la escritura para él y donde el Dr. R (José Ramallo) ha jugado un papel nuclear en este paso.
Los primeros “pinitos” dados por Hosmán en diferentes webs y periódicos digitales con la publicación de diversos relatos y microrrelatos permitían vislumbrar que se trataba de un camino sin retorno.
Camino donde el día de hoy tiene una escala obligada y para el recuerdo con la presentación de “Paréntesis”.
La lectura del libro no deja indiferente. La narrativa directa, sin rodeos, visceral y descriptiva, nos permite recrearnos en los diversos escenarios y situaciones que expone. Es evidente que las noches de insomnio agudizan su ingenio además de servir de hilo conductor de varios relatos y poemas.
Hosmán Amin Torres abre este volumen con ‘Recuerdos abruptos’ y lo cierra con ‘Retazos de sangre’, como se puede apreciar dos partes cargadas de intimismo, aparentemente contradictorias, pero con una clara significación: el autor está diciendo
“Se mezclan y fusionan/ en mí, las vísceras y sangre/ de unas raíces impostadas”, escribe en uno de sus poemas finales antes de interpretar la muerte, pura hipocresía a poco que se esmera en la disparidad de intereses que le lleva a identificar a un escritor cubano.
Pero sí, es una mezcolanza singular que se desgrana entre versos, relatos y cuentos colocados al libre albedrío, a veces inconexos, pero siempre con un constante ánimo de búsqueda, “una exploración de rutinas” sabiendo que el tiempo no espera.
Hosmán ha esgrimido su bisturí, el del blog con que desnuda regularmente su personalidad literaria, para diseccionar esta criatura bibliográfica con la osadía de un primerizo y la convicción de construcciones metafóricas que empujan su particular universo de certezas, sospechas y conflictos.
“Cuando no puedo”, escribe en otro poema, se le agolpan “imágenes de batallas y causas perdidas”; pero se resiste a abandonar y por eso sueña despierto para escribir con garbo y para desmenuzar, a veces con frases cortas, con puntos seguidos en locuciones breves, su interpretación de cuanto le rodea, de lo que imagina y plasma con los géneros que escoge y enhebra para dar vida y sentido a una secuencia en la que no faltan pesadillas y sueños, acaso porque también ha bebido en las fuentes de inspiración que han sido los bares de barrio.
Este Paréntesis de Hosmán Amin Torres es otro peldaño en una escalera que no ha hecho más que empezar y que se presume larga y exitosa. Los tiempos que corren son difíciles para todo, pero mucho más para la literatura con la que tanto cuesta persuadir. Por eso, casi es preferible decir otros infinitivos: distraer o entretener.
Pero, además, en las páginas de este libro se descubre un escritor sensible, con garra y con ganas de plasmar ideas de una forma que resulta atrayente. Es un Paréntesis que atrapa, que “no es fácil olvidar”, a veces cargado de escepticismo, pero, en cualquier caso, de la vitalidad necesaria que en sí misma es el proceso de búsqueda de todo escritor. Es un Paréntesis que invita constantemente a la reflexión.
Este, primerizo pero no inmaduro, observador atrevido, se lanza como los aspirantes que más tarde o temprano llegarán. Llegarán lejos.
Tiene madera -lo dice otro primerizo- y sensibilidad. Tiene ya unas cuantas cicatrices que, en el fondo, son las que deben estimular su quehacer para que futuras publicaciones sean aún más llamativas que ésta.
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